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MISA TRIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 2023

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La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2023-11-12 lo siguiente:

  • San Josafat, obispo y mártir, Memoria 2023:

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    Ef 4, 1-7. 11-13

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo Responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6

    EVANGELIO DE LA MISA

    Jn 17, 20-26

    Notas

  • TRIGÉSIMO SEGUNDO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 2023:

    Tiempo Ordinario.

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    Encuentran la sabiduría los que la buscan

    Lectura del Libro de la Sabiduría 6, 13-17

    Radiante e inmarcesible es la sabiduría; fácilmente la ven los que la aman y la
    encuentran los que la buscan.
    Se anticipa a darse a conocer a los que la desean.
    Quien temprano la busca no se fatigará, pues a su puerta la hallará sentada.
    Pensar en ella es prudencia consumada, y quien vela por ella, pronto se verá sin
    afanes.
    Ella misma busca por todas partes a los que son dignos de ella; en los caminos se les
    muestra benévola y les sale al encuentro en todos sus pensamientos.

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 7-8

    V/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
    R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
    V/. Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti;
    mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agotada, sin agua.
    R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
    V/. ¡Cómo te contemplaba en el santuario viendo tu fuerza y tu gloria!
    Tu gracia vale más que la vida, te alabarán mis labios.
    R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
    V/. Toda mi vida te bendeciré y alzaré las manos invocándote.
    Me saciaré como de enjundia y de manteca y mis labios te alabarán jubilosos.
    R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.
    V/. En el lecho me acuerdo de ti y velando medito en ti,
    porque fuiste mi auxilio,
    y a la sombra de tus alas canto con júbilo.
    R/. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

    SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

    A los que han muerto en Jesús, Dios los llevará con él.

    Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses 4, 12-17

    Hermanos:
    No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los
    hombres sin esperanza.
    Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo a los que han
    muerto en Jesús, Dios los llevará con él.
    [Esto es lo que os decimos como Palabra del Señor:
    Nosotros, los que vivimos y quedamos para su venida, no aventajaremos a los
    difuntos.
    Pues él mismo, el Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina,
    descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar.
    Después nosotros, los que aún vivimos, seremos arrebatados con ellos en la nube, al
    encuentro del Señor, en el aire.
    Y así estaremos siempre con el Señor.
    Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.]

    EVANGELIO DE LA MISA

    Que llega el esposo, salid a recibirlo

    Lectura del santo Evangelio según San Mateo 25, 1-13

    En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: —El Reino de los Cielos se
    parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo.
    Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
    Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se
    llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
    El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
    A medianoche se oyó una voz:
    «¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!»
    Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus
    lámparas.
    Y las necias dijeron a las sensatas:
    —«Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas.»
    Pero las sensatas contestaron:
    —«Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la
    tienda y os lo compréis.»
    Mientras iban a comprarlo llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron con él
    al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
    Mas tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:
    «Señor, señor, ábrenos.»
    Pero él respondió:
    «Os lo aseguro: no os conozco.»
    Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.

    Notas

    • El texto entre [ ] puede omitirse por razones pastorales

Contenido actualizado el 2012-01-10T00:00:00Z