La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Sábado, 2024-07-13 lo siguiente:
Mi 6, 6-8
Salmo Responsorial Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó. Palabra de Dios.
versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: -«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura del Profeta Isaías 6, 1-8
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso:
la orla de su manto llenaba el templo.
Y vi serafnes en pie junto a él, cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el
rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían.
Y se gritaban uno a otro, diciendo: ¡Santo, santo, santo, el Señor de los Ejércitos, la
tierra está llena de su gloria! Y temblaban las jambas de las puertas al clamor de
su voz, y el templo estaba lleno de humo.
Yo dije: ¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en
medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de
los Ejércitos.
Y voló hacia mi uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del
altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: Mira: esto ha tocado tus
labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado.
Entonces escuché la voz del Señor, que decía: ¿A quién mandaré ? ¿Quién irá por
mí ? Contesté: Aquí estoy, mándame.
Salmo responsorial Sal 92, l ab. 1c-2. 5
V/. El Señor reina, vestido de majestad.
R/. El Señor reina, vestido de majestad.
V/. El Señor reina, vestido de majestad, el Señor, vestido y ceñido de poder. R/.
V/. Así está firme el orbe y no vaci1a.
Tu trono está firme desde siempre y tú eres eterno.
V/. Tus mandatos son fieles y seguros, la santidad es el adorno de tu casa, Señor,
por días sin término. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 10, 24-33
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: Un discípulo no es más que su maestro,
ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y
al esclavo como su amo.
Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados ! No les
tengáis miedo, porque nada hay cubierto, que no llegue a descubrirse; nada hay
escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo
desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma.
No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo.
¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo
cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre.
Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados.
Por eso, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte
ante mi Padre del cielo.
Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.