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MISA MARTES DE LA VIGÉSIMA CUARTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020

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La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Martes, 2020-09-15 lo siguiente:

  • Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores, Memoria 2020:

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    El evangelio de esta memoria es propio Aprendió a obedecer y se ha convertido en autor de salvación eterna

    Lectura de la carta a los Hebreos 5, 7-9

    Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 30, 2-3a. 3b-4. 5-6. 15-16. 20 (R.: 17b)

    R. Sálvame, Señor, por tu misericordia.
    A ti, Señor, me acojo: no quede yo nunca defraudado;tú, que eres justo, ponme a
    salvo, inclina tu oído hacia mí. R.
    Ven aprisa a librarme, sé la roca de mi refugio, un baluarte donde me salve, tú que
    eres mi roca y mi baluarte;por tu nombre dirígeme y guíame. R.
    Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi amparo. A tus manos
    encomiendo mi espíritu: tú, el Dios leal, me librarás. R.
    Pero yo confío en ti, Señor, te digo: «Tú eres mi Dios.» En tu mano están mis azares:
    líbrame de los enemigos que me persiguen. R.
    Qué bondad tan grande, Señor, reservas para tus fieles, y concedes a los que a ti se
    acogen a la vista de todos. R.

    SECUENCIA DE LA MISA

    La Madre piadosa estaba
    junto a la cruz y lloraba
    mientras el Hijo pendía;
    cuya alma, triste y llorosa,
    traspasada y dolorosa,
    fiero cuchillo tenía.
    ¡Oh cuán triste y cuán aflicta
    se vio la Madre bendita,
    de tantos tormentos llena!
    Cuando triste contemplaba
    y dolorosa miraba
    del Hijo amado la pena.
    Y ¿cuál hombre no llorara,
    si a la Madre contemplara
    de Cristo, en tanto dolor?
    ¿Y quién no se entristeciera,
    Madre piadosa, si os viera
    sujeta a tanto rigor?
    Por los pecados del mundo,
    vio a Jesús en tan profundo
    tormento la dulce Madre.
    Vio morir al Hijo amado,
    que rindió desamparado
    el espíritu a su Padre.
    ¡Oh dulce fuente de amor!,
    hazme sentir tu dolor
    para que llore contigo.
    Y que, por mi Cristo amado,
    mi corazón abrasado
    más viva en él que conmigo.
    Y, porque a amarle me anime,
    en mi corazón imprime
    las llagas que tuvo en sí.
    Y de tu Hijo, Señora,
    divide conmigo ahora
    las que padeció por mí.
    Hazme contigo llorar
    y de veras lastimar
    de sus penas mientras vivo;
    porque acompañar deseo
    en la cruz, donde le veo,
    tu corazón compasivo.
    ¡Virgen de vírgenes santas!,
    llore ya con ansias tantas,
    que el llanto dulce me sea;
    porque su pasión y muerte
    tenga en mi alma, de suerte
    que siempre sus penas vea.
    Haz que su cruz me enamore
    y que en ella viva y more
    de mi fe y amor indicio;
    porque me inflame y encienda,
    y contigo me defienda
    en el día del juicio.
    Haz que me ampare la muerte
    de Cristo, cuando en tan fuerte
    trance vida y alma estén;
    porque, cuando quede en calma
    el cuerpo, vaya mi alma
    a su eterna gloria. Amén.

    Aclamación del Evangelio

    Aleluya

    Feliz la Virgen María,
    que, sin morir, mereció la palma del martirio
    junto a la cruz del Señor.

    EVANGELIO DE LA MISA

    Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena

    Lectura del santo evangelio según san Juan 19, 25-27

    En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
    Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
    -«Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
    Luego, dijo al discípulo:
    -«Ahí tienes a tu madre.»
    Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
    Palabra del Señor.

    Notas

    • Esta secuencia es potestativa, y puede decirse entera o en forma abreviada, desde las palabras: Y, porque a amarle me anime.
  • MARTES DE LA VIGÉSIMA CUARTA SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO 2020:

    Tiempo Ordinario.

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro

    Lectura de la primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios 12, 12-14. 27-31a

    Hermanos: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los
    miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también
    Cristo.
    Todos nosotros, judíos y griegos, esclavos y libres, hemos sido bautizados en un
    mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo.
    Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.
    El cuerpo tiene muchos miembros, no uno solo.
    Vosotros sois el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro.
    Y Dios os ha distribuido en la Iglesia: en el primer puesto los apóstoles, en el
    segundo los profetas, en el tercero los maestros, después vienen los milagros,
    luego el don de curar, la beneficencia, el gobierno, la diversidad de lenguas, el
    don de interpretarlas.
    ¿Acaso son todos apóstoles? , ¿o todos son profetas? ¿o todos maestros? , ¿o hacen
    todos milagros? , ¿tienen todos don para curar? , ¿hablan todos en lenguas o
    todos las interpretan? Ambicionad los carismas mejores.

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 99, 2. 3. 4. 5

    V/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
    R/. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
    Aclamad al Señor, tierra entera, servid al Señor con alegría, entrad en su
    presencia con vítores. R/.
    V/. Sabed que el Señor es Dios: que él nos hizo y somos suyos, su pueblo y ovejas
    de su rebaño. R/.
    V/. Entrad por sus puertas con acción de gracias.
    por sus atrios con himnos, dándole gracias y bendiciendo su nombre.
    «El Señor es bueno, su misericordia es eterna, su fidelidad por todas las
    edades. R/.

    EVANGELIO DE LA MISA

    ¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!

    Lectura del santo Evangelio según San Lucas 7, 11-17

    En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus
    discípulos y mucho gentío.
    Cuando estaba cerca de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo
    único de su madre, que era viuda;y un gentío considerable de la ciudad la
    acompañaba.
    Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: No llores.
    Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: ¡Muchacho, a ti te
    lo digo, levántate! El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo
    entregó a su madre.
    Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: Un gran Profeta ha surgido
    entre nosotros.
    Dios ha visitado a su pueblo.
    La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

Contenido actualizado el 2012-01-10T00:00:00Z