La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2024-08-25 lo siguiente:
1 Co 12, 31 - 13, 13 (más extensa)
Salmo Responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11
Mt 18, 1-5
Lectura del libro de Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b
En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén. Convocó a los
ancianos de Israel, a los cabezas de familia, jueces y alguaciles, y se presentaron
ante el Señor. Josué habló al pueblo:
—«Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los
dioses que sirvieron vuestros antepasados al este del Éufrates o a los dioses de los
amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió:
—«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El
Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de
Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que
recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. También nosotros
serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»
Salmo responsorial Sal 33, 2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23 (R/.: 9a)
R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca; mi
alma se gloría en el Señor: que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Los ojos del Señor miran a los justos, sus oídos escuchan sus gritos; pero el
Señor se enfrenta con los malhechores, para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias; el Señor está
cerca de los atribulados, salva a los abatidos. R/.
Aunque el justo sufra muchos males, de todos lo libra el Señor; él cuida de todos
sus huesos, y ni uno solo se quebrará. R/.
La maldad da muerte al malvado, y los que odian al justo serán castigados. El
Señor redime a sus siervos, no será castigado quien se acoge a él. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 21-32
Hermanos:
Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano.
Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es
cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del
cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus
maridos en todo.
Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia.
Él se entregó a sl mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del
agua y la palabra, y para colocarla ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga
ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a
sus mujeres, como cuerpos suyos que son.
Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia
carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque
somos miembros de su cuerpo.
«Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y
serán los dos una sola carne.»
Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Aleluya Jn 6, 63c. 68c
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna.
Lectura del santo evangelio segun san Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
—«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
—«¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba
antes? El espítitu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he
dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no crcen.»
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y
dijo:
—«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo
concede.»
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir
con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
—«¿También vosotros queréis marcharos?»
Simon Pedro le contestó:
—«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros
creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»