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MISA QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 2025

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La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Domingo, 2025-02-09 lo siguiente:

  • QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO 2025:

    Tiempo Ordinario.

    PRIMERA LECTURA DE LA MISA

    Aquí estoy, mándame

    Lectura del libro de Isaías 6, 1-2a. 3-8

    El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso:
    la orla de su manto llenaba el templo.
    Y vi serafines en pie junto a é1. Y se gritaban uno a otro, diciendo:
    —«¡Santo, santo, santo, el Señor de los ejércitos, la tierra está llena de su gloria!»
    Y temblaban los umbrales de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba
    lleno de humo.
    Yo dije:
    —«¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio
    de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los
    ejércitos.»
    Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del
    altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo:
    —«Mira; esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu
    pecado.»
    Entonces, escuché la voz del Señor, que decía:
    —«¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?»
    Contesté:
    —«Aquí estoy, mándame.»

    SALMO RESPONSORIAL

    Salmo responsorial Sal 137, 1-2a. 2bc-3. 4-5. 7c-8 (R.: 1c)

    R. Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor.Te doy gracias, Señor, de todo
    corazón; delante de los ángeles tañeré para ti, me postraré hacia tu santuario. R.
    Daré gracias a tu nombre: por tu misericordia y tu lealtad, porque tu promesa
    supera a tu fama; cuando te invoqué, me escuchaste, acreciste el valor en mi alma.
    Que te den gracias, Señor, los reyes de la tierra, al escuchar el oráculo de tu boca;
    canten los caminos del Señor, porque la gloria del Señor es grande. R.
    Tu derecha me salva. El Señor completará sus favores conmigo: Señor, tu
    misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. R.

    SEGUNDA LECTURA DE LA MISA

    Esto es lo que predicamos; esto es lo que habéis creído

    Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 3-8. 11

    Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os proclamé y que vosotros aceptasteis, y
    en el que estáis fundados, y que os está salvando, si es que conserváis el Evangelio
    que os proclamé; de lo contrario, se ha malogrado vuestra adhesión a la fe.
    Porque lo primero que yo os transmití, tal como lo había recibido, fue esto: que
    Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que
    resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y más tarde a
    los Doce; después se apareció a más de quinientos hermanos juntos, la mayoría de
    los cuales viven todavía, otros han muerto; después se le apareció a Santiago,
    después a todos los apóstoles; por último, se me apareció también a mi.
    Porque yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de llamarme apóstol,
    porque he perseguido a la Iglesia de Dios.
    Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí.
    Antes bien. he trabajado más que todos ellos. Aunque no he sido yo, sino la gracia
    de Dios conmigo. Pues bien; tanto ellos como yo esto es lo que predicamos; esto es
    lo que habéis creído.

    Aclamación del Evangelio

    Aleluya Mt 4, 19

    Venid y seguidme —dice el Señor—, y os haré pescadores de hombres.

    EVANGELIO DE LA MISA

    Dejándolo todo, lo siguieron

    Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 1-11

    En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de
    Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a
    la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
    Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra.
    Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
    Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:
    —«Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
    Simón contestó:
    —«Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero,
    por tu palabra, echaré las redes.»
    Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red.
    Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano.
    Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón
    Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo:
    —«Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»
    Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con el, al ver la
    redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos
    de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
    Jesús dijo a Simón:
    —«No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
    Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Contenido actualizado el 2012-01-10T00:00:00Z