La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Lunes, 2024-07-29 lo siguiente:
1 Jn 4, 7-16
Salmo Responsorial Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. 10-11
El evangelio de esta memoria es propio.
Aleluya Jn 8, 12b
Yo soy la luz del mundo
-dice el Señor-;
el que me sigue tendrá la luz de la vida.
Lectura del santo evangelio según san Juan 11, 19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús:
-«Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo:
-«Tu hermano resucitará.»
Marta respondió:
-«Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice:
-«Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó:
-«Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Palabra del Señor.
Lectura del Profeta Jeremías 13, 1-11
Así me dijo el Señor: Vete y cómprate un cinturón de lino, y rodéate con él la
cintura; pero que no toque el agua.
Me compré el cinturón, según me lo mandó el Señor, y me lo ceñí.
Me volvió a hablar el Señor: Toma el cinturón que has comprado y llevas ceñido;
levántate y ve al río Eufrates, y escóndelo allí, entre las hendiduras de las piedras.
Fui y lo escondí en el Eufrates, según me había mandado el Señor.
Pasados muchos días me dijo el Señor: Levántate, vete al río Eufrates y recoge el
cinturón que te mandé esconder allí.
Fui al Eufrates, cavé, y recogí el cinturón del sitio donde lo había escondido: estaba
estropeado, no servía para nada.
Entonces me vino la siguiente palabra del Señor: Así dice el Señor: De este modo
consumiré la soberbia de Judá, la gran soberbia de Jerusalén.
Este pueblo malvado que se niega a escuchar mis palabras, que se comporta con
corazón obstinado y sigue a dioses extranjeros, para rendirles culto y adoración,
será como ese cinturón que ya no sirve para nada.
Como se adhiere el cinturón a la cintura del hombre, así me adherí la casa de Judá y
la casa de Israel oráculo del Señor, para que ellas fueran mi pueblo, mi fama, mi
alabanza, mi ornamento; pero no me escucharon.
Salmo responsorial Dt 32, 18-19. 20. 21.
V/. Despreciaste a la Roca que te engendró.
R/. Despreciaste a la Roca que te engendró.
V/. ¡Despreciaste a la Roca que te engendró, y olvidaste al Dios que te dio a luz!
Lo vio el Señor, e irritado rechazó a sus hijos e hijas. R/.
Pensando: Les esconderé mi rostro y veré en qué acaban, porque son una
generación depravada, unos hijos desleales. R/.
Ellos me han dado celos con un dios ilusorio, me han irritado con ídolos
vacíos: pues yo les daré celos con un pueblo ilusorio, los irritaré con una nación
fatua. R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: El Reino de los Cielos
se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más
pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un
arbusto más alto que las hortalizas y vienen los pájaros a anidar en sus ramas.
Les dijo otra parábola: El Reino de los Cielos se parece a la levadura; una mujer la
amasa con tres medidas de harina y basta para que todo fermente.
Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada.
Así se cumplió el oráculo del profeta: «Abriré mi boca diciendo parábolas;
anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo.