La Iglesia Católica Romana, de acuerdo con el Calendario General Romano, celebra en Miércoles, 2018-07-04 lo siguiente:
1 Jn 3, 14-18
Salmo Responsorial Sal 111, 1-2. 3-4. 5-7a. 7b-8. 9
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 8, 26-30
Hermanos: El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios. Sabemos también que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó;a los que llamó, los justificó;a los que justificó, los glorificó. Palabra de Dios.
versículo antes del evangelio Mt 5, 3
Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 1-12a
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos;y él se puso a hablar, enseñándoles: -«Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque ellos serán consolados. Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.» Palabra del Señor.
Lectura del Profeta Amós 5, 14-15. 21-24
Buscad el bien y no el mal, y viviréis, y así estará con vosotros el Señor Dios de los
ejércitos, como deseáis.
Odiad el mal, amad el bien, defended la justicia en el tribunal.
Quizá se apiade el Señor, Dios de los ejércitos, de los supervivientes de José.
Detesto y rehúso vuestras fiestas, oráculo del Señor no quiero oler vuestras
ofrendas.
Aunque me ofrezcáis holocaustos y dones, no me agradarán;no aceptaré los
terneros cebados que sacrificáis en acción de gracias.
Retirad de mi presencia el estruendo del canto, no quiero escuchar el son de la
cítara;fluya como el agua el juicio, la justicia como arroyo perenne.
Salmo responsorial Sal 49, 7. 8-9. 10-11. 12-13. 16bc-17.
V/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
R/. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.
V/. Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;Israel, voy a dar testimonio contra ti,
yo, Dios, tu Dios. R/.
V/. No te reprocho tus sacrifcios, pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa ni un cabrito de tus rebaños. R/.
V/. Pues las fieras de la selva son mías, y hay miles de bestias en mis montes.
Conozco todos los pájaros del cielo, tengo á mano cuanto se agita en los campos.
V/. Si tuviera hambre, no te lo diría: pues el orbe y cuanto lo llena es mío.
¿Comeré yo carne de toros, beberé sangre de cabritos? . R/.
V/. ¿Por qué recitas mis preceptos y tienes siempre en la boca mi alianza, tú que
detestas mi enseñanza y te echas a la espalda mis mandatos? R/.
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 8, 28-34
En aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gerasenos.
Desde el cementerio dos endemoniados salieron a su encuentro;eran tan furiosos
que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.
Y le dijeron a gritos: ¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios ? ¿Has venido a
atormentarnos antes de tiempo? Una gran piara de cerdos a distancia estaba
hozando.
Los demonios le rogaron: Si nos echas, mándanos a la piara.
Jesús les dijo: Id.
Salieron y se metieron en los cerdos.
Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo y se ahogó en el agua.
Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los
endemoniados.
Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se
marchara de su país.